TRES ENAMORADOS MIEDOSOS

Vivía en un pueblo una muchacha muy bonita, tan bonita que tres hermanos comenzaron a enamorarla. Ella los oyó a los tres y no sabía cómo decirles que no, sin molestarlos.Esto fue lo que se le ocurrió al fin:
- ¿De veras me quieres tanto?- Preguntó la joven.
-Ay niña, tanto te quiero, tanto, que haría cualquier cosa que me pidieras.
-¿Irías a cuidar un muerto al cementerio?
-Sí.
-Ven en la noche, el muerto estará listo, lo llevarás al campo santo.
-Bueno.
Al rato llega a declararse el segundo hermano.
-Haría lo que me pidieras para que supieras cuánto me gustas.
-¿De veras?
-Claro.
-Pues esta noche harás como si fueras muerto.
El muchacho aceptó y le tomaron las medidas para hacerle su caja, más tarde llegó el tercer hermano.
-Ay niña, eres mi amor, haría todo lo que me ordenaras.
-¿Harías de diablito?
-De lo que me pidas y mandes
Lo citó para la noche.
Cuando llegó el que le iba a hacer de muerto, lo amortajó y lo metió en el ataúd. Al rato llegó el que iba a cuidarlo, le dio cuatro cirios y lo mandó al panteón con el difunto a velarlo. Al más chico lo vistió con un traje lleno de latas agujeradas. Cada lata llevaba una vela encendida adentro. Le pusieron cuernos. Salió lanzando destellos y chispas, tintineaba al caminar.
-Y, ¿qué debo hacer?- preguntó.
-Ve al panteón y te pones a dar de brincos.
-Llegó al panteón y, aunque con miedo, comenzó a dar de brincos.
-¡Ave María Santísima, qué es eso!-gritó el que estaba cuidando al muerto. Se echó a correr.
-¡Jam, un diablo!, gritó el muerto y escapó.
-¡Un muerto que corre!, gritaba el diablito al emprender la huida.
El primero volteó y veía que lo perseguían. No paró de correr hasta llegar a su casa. Se aventó a la hamaca.
El segundo para esconderse del diablo se escondió en la misma hamaca. El diablo con el susto no vio que el muerto venía delante de él, se fue a encontrarlo en su mismísima hamaca.
Cuando se dieron cuenta de la broma y de su miedo, dejaron en paz a la muchacha, no la volvieron a ver; ni adiós le dijeron.